Cuando los miembros de un grupo de personas se oponen a alguna forma de dominación y eso les lleva a imaginar un mundo sin ella, y a revaluar y cambiar sus relaciones entre sí… eso es anarquía. Independientemente de que se le ponga un nombre y de cuál sea ese nombre.
David Graeber conversa con Mehdi Belhaj Kacem, Nika Dubrovsky y Assia Turquier-Zauberman para explorar la anarquía no como ideología cerrada, sino como práctica viva. El resultado es un libro que piensa en voz alta, que revela la anarquía como una ética del cuidado, una política de lo común y un ejercicio radical de imaginación.
A través de discusiones sobre filosofía, historia, economía, feminismo, religión y arte, Graeber desmonta lugares comunes: la democracia como fachada, el Estado como ficción necesaria, el trabajo como mito teológico, la libertad como un juego en permanente negociación.
La anarquía no es dogma, es experiencia. De hecho, es la forma más humana de política: un proceso abierto en el que la creatividad sustituye a la obediencia y lo impensable deja de serlo en cuanto se pone en práctica.
